viernes, 12 de septiembre de 2014

FIESTA MAYOR DE VILLA DEL RÍO: DÍA GRANDE DEL PUEBLO EN LA ONOMÁSTICA DE SU PATRONA

Cuando llega una fecha significativa, celebramos algo porque significa para nosotros; cuando amanece el ocho de septiembre hay algo que en nuestro corazón se enciende, en el corazón de cada villarrense una luz brilla, ilumina, se engrandece, da sentido a lo que celebramos; la luz de la fe da significado a la fiesta mayor del pueblo; la Estrella, luminaria sin igual, constituye un gran corazón en el que se encuentra el de todos y cada uno de sus hijos; en honor a Ella celebramos aquí la Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, Ella da sentido total al día más grande, más significativo y más importante del cual goza este bendito pueblo en el que nací, en el que nacimos un día todos los villarrenses que hoy estamos de fiesta, venerando, honrando, dedicándola, a la Madre de Dios, a la nuestra, que quiso aparecerse en la zarza villarrense, en el humilladero de la vida de este pueblo, en el monte, para bajar a conocer la realidad de sus hijos, de sus fieles y devotos, de los que la veneran y la imploran con fervor, especialmente hoy, siguiendo las indicaciones del Guía supremo y Buen Pastor, Jesucristo; por ello, por ser ejemplo y guía para nosotros, Ella encierra todos nuestros corazones en uno más grande, y, precisamente debido a tal causa, hoy celebramos y dedicamos este día grande a Ella.




Día grande de Villa del Río, día 8 de septiembre, festividad de la Madre por siempre villarrense; día radiante sin igual, día de luz, de Estrella, de guía, de Madre y Virgen, de Patrona y Alcaldesa perpetua y eterna; día magno de Villa del Río, día de las numerosas hijas de Ella, de Estrellas; celebrémoslo como merece Nuestra Señora su día, siéntanse orgullosas de llamarse como Ella, de tener impreso ese nombre en sus vidas, de vivir ese signo y su significado, de ser llamadas por el nombre más bello que jamás haya existido, de ser hijas seguidoras de María y de infundir ese sentimiento en cada uno de sus hijos; comportémonos como verdaderos cristianos y católicos, sintiendo la llama ardiente de la fe como María, y haciéndola viva, significativa, grande, cada día, expandiendo el fuego con gran resplandor, esa luminaria sin igual, que nos envía un mensaje de vida que hemos de recibir, vivir, demostrar y expandir.




La Patrona ya ha bajado, nos trae el mensaje de la nueva evangelización en este nuevo año de la fe, todos lo son; aceptémoslo y hagámonos partícipes de él, de las señanzas 
De su Hijo, el Maestro, de su ejemplo, del ejemplo de Ella, la Madre, la Estrella, la guía, la luz; acudamos a Ella y respondámosle a su mensaje o llamada, en el acompañamiento, la colaboración y participación, acercándonos a Ella y sintiéndola allá donde vayamos a obrar por el bien de todos, a ser útiles, a prestar nuestro servicio y a demostrar nuestra valía –para eso estamos–.

¡Felicidades Estrellas! Y ¡viva por siempre la Virgen de la Estrella Coronada: una Estrella que brilla en el Alto Guadalquivir, a los pies del cerro Morrión, y que reina en Villa del Río!

Jesús Cuevas Salguero 8/09/2014