miércoles, 15 de diciembre de 2010

Joaquín Garrido estuvo en el homenaje a Antonio Cañero.

El año de Antonio Cañero Sin necesidad de subvenciones, solo con
entusiasmo, un grupo de cordobeses lo honró y, con él, a Córdoba
JUAN JOSÉ PRIMO JURADO
Día 15/12/2010 - 08.53h (ABC)

Alzando una copa de fino Montilla-.Moriles y brindando por Antonio
Cañero, como mandan los cánones, concluyó el pasado lunes la justa y
oportuna celebración del ciento veinticinco aniversario del nacimiento
de este cordobés que ha pasado a la historia por inventar y regular el
arte del rejoneo tal y como se practica actualmente y por su papel de
benefactor de su ciudad, donando los terrenos para la construcción del
barrio que lleva su nombre y legando sus recuerdos y objetos al Museo
Taurino.
Los responsables de haber podido conmemorar la figura de Cañero han
sido los miembros de la Asociación Campera y del Rejoneo Antonio
Cañero, que preside Enrique San Miguel, director de la Yeguada Córdoba
la Vieja, en colaboración con la Asociación de Casetas Tradicionales,
la Fundación Bodegas Campos, la Filmoteca de Andalucía y los medios de
comunicación locales. Gracias a ellos, los cordobeses hemos recordado
por medio de reportajes, conferencias y exposiciones la vida de un
paisano del que debemos enorgullecernos.
Excepcional fue la recuperación de dos películas de cine mudo, rodadas
en escenarios cordobeses, «Sol y sombra» (1922) y «Tierra de toros»
(1924). Su exhibición fue patrocinada por el décimo aniversario de ABC
Córdoba. Ambas habían sido dirigidas e interpretadas por la actriz
francesa Jeanne Rocques, «Musidora», que significa regalo de las
musas, con quien compartió protagonismo Cañero en la pantalla y fuera
de ella.
«Musidora» fue musa del surrealismo, primera vampiresa del cine galo y
modelo de Julio Romero. En una de las escenas finge ser un toro que
embiste a Cañero, y con sus ojazos dice todo lo que luego se lee en el
cartel. «Esta es la única manera decente en que una mujer puede llevar
cuernos».
El Año de Cañero terminó el pasado lunes con la proyección de un
audiovisual, con guión del propio San Miguel, textos de Domingo
Echevarría y Juan Manuel Fernández y montaje de Luis Fernández. Se
alternó con el cante flamenco de Joaquín Garrido y la guitarra de
Antonio «El Canijo». Así, sin necesidad de subvenciones públicas, solo
con entusiasmo, originalidad, ideas y ganas de trabajar, un grupo de
cordobeses honró a Cañero y, con él, a Córdoba, como recitó la
modulada voz de Alfredo Asensi:
«Qué tienes Córdoba mía / para el arte del toreo, / que pareces
elegida / por un capricho del cielo. / Será por tu gente seria / que
tú seas la mejor, / será el duende de tu tierra, / será que lo quiso
Dios. / Escritas están en oro / las páginas de tu historia. / No hay
gloria como la gloria / que dio tu gente del toro. / ¡Califato del
toreo! / Y hasta en el rejoneo / brilla un mito en los albores; / fue
don Antonio Cañero, / maestro del que aprendieron / los buenos
rejoneadores».