En líneas generales, la intervención de la santa ha contemplado, por un lado, la reparación de los daños producidos por el paso del tiempo (fisuras, grietas, pérdidas de lagunas de policromías y estuco, etcétera), y por otro, una sutil remodelación estética de algunas partes de la pieza, especialmente los labios y los ojos.
Además, Montes Carpio ha sustituido el candelero interno por otro más acorde con las proporciones de la figura, ha aplicado una nueva policromía, de calidad notablemente mayor que la anterior, y ha colocado unos postizos más naturales que los que presentaba: pestañas superiores de pelo natural y lágrimas de cristal (ahora lleva tres).
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