Las denuncias de los hurtos en el campo continúan a pesar de los 1.072
guardias civiles que controlan la venta de material usado
Las provincias más afectadas son Huelva, Sevilla y Córdoba
M. J. Albert Córdoba 13 ABR 2013 - 21:43 CET
En el campo andaluz se roba. Se hurtan los frutos de las cosechas, la
maquinaria agrícola, los tendidos de regadío, los metales y las
propias plantas. Todo en los cultivos tiene algún valor para los
ladrones. Y siempre hay quien está interesado en comprar. Pero, ¿en
qué cantidades se roba o se adquiere material ilícito? Ese es otro
tema. Cuando se piden datos a Guardia Civil o a la Delegación del
Gobierno en Andalucía, todos son advertencias.
Pero las fuerzas policiales no persiguen solo a los ladrones, sino
también a los compradores; ya que muchas veces son estos los que ponen
en la pista de los delincuentes. En febrero, la Guardia Civil detuvo
en un almacén de Villa del Río (Córdoba) al dueño del almacén y a su
empleado por haberse hecho con 27 kilos de unas aceitunas que no
supieron justificar su procedencia. Otro hombre de Montoro fue acusado
de una falta por el hurto de aceitunas. Y es que en el marco de los
dispositivos especiales de vigilancia de robo en esta campaña
olivarera, la Guardia Civil ha estado efectuando un control más
profundo en las almazaras y puntos de venta de aceitunas para impedir
que los ladrones puedan vender con facilidad el fruto sustraído.