martes, 31 de marzo de 2015

Pasión y muerte.

En septiembre te arrancaron de tu lugar. No sé si por desidia o error prescindieron de esa presencia y alzando tu fuste desnudo y desvalido la tierra se fue despegando de las raices.
Árbol del Amor (Cercis siliquastrum), también llamado de Judas, fuiste condenado al destierro y desgarro.
Muchas voces en este medio clamaron tu vuelta. Y como rectificar es de sabios, conseguimos que volvieras maltrecho a tu lugar.
Latía la duda. Los rigores de la calor, tu ida y venida. Volvería a brotar? .
Ha sido un invierno largo. Pocos días han sido los que no te he visitado, amigo. Un loco hablándole a un árbol seco.



Con la llegada de la primavera, congéneres hermanos exhibían sus brotes nuevos y flores púrpuras. Un sentimiento de resignación acudía. Tú seguías siendo esa osamenta muerta cobijando líquenes, sin respuesta, de pie con los brazos abiertos, sin esperanza.
Hoy como tantos días me vuelto acercar a tí. Al acariciar tus ramas ......has clamado que sigues vivo!!
Para algunos, esta semana es símbolo de pasión y resurreción. La Naturaleza es capaz de mostrarlo en todo su explendor. Sin ciriales adornos superfluos ni templos.



Así es, como la vida misma, latente en las raices, movilizando desde las entrańas de la tierra esa savía nueva que se extiende al viento.
Amigo, me alegra ver tus brotes nuevos, pequeños, acorazonados. Simbología y ejemplo para nosotros los humanos, creedores de toda verdad e insensatez.
Brota, muestra la vida como siempre ha sido. La pasión. Enseña a todo aquel que pasee a tu lado que nunca está todo perdido que para todos hay una primavera distinta, latente en nuestro interior a pesar de que se empeñen en arrancarnos y despojarnos de todo lo que fuimos.

JR.