La llegada de inmigrantes sin trabajo colapsa también Córdoba
Cientos de personas que no consiguen empleo en la campaña de la aceituna de Jaén se desplazan hasta Baena y Montoro, donde tampoco logran jornales
A. Alba · S. Núñez / Córdoba Actualizado 05.12.2008
Un grupo de inmigrantes espera junto al lavadero donde pasan la noche.
0 comentarios 0 votos Refugiados en cortijos abandonados, apiñados en pisos, acurrucados en lavaderos de coches o simplemente al raso. Así están pasando las últimas noches centenares de inmigrantes que desde hace una semana vagan por los pueblos olivareros de la provincia de Córdoba en busca de un trabajo que no acaban de encontrar. Y cada día que pasa es peor. Muchos de ellos llegan desde la provincia de Jaén, donde tampoco han encontrado los ingresos a los que estaban acostumbrados con la campaña de la aceituna. La situación dramática que está provocando la falta de trabajo se ha extremado en Baena y Montoro.
En Baena, el centro de atención al inmigrante de la Cruz Roja está desbordado. Sus instalaciones, a pesar de sus ajustadas dimensiones, deben atender a cerca de 200 personas cada día y los alrededores del edificio presentan una dolorosa estampa repleta de inmigrantes cargados con mochilas y maletas, que no tienen donde ir ni donde pasar la noche. Durante muchas noches, varias decenas de extranjeros han dormido en un lavadero de coches ubicado justo en frente del puesto de Cruz Roja. "Dormimos aquí pero por el día nos acercamos hasta Cruz Roja por si alguien va a buscar a gente para poder trabajar y para que nos den de comer", lamenta un joven subsahariano.
En Montoro, la situación no es mucho mejor. El lunes, la Policía Local participó en el desalojo de medio centenar de personas que vivían hacinadas en un piso en el que aguardaban a que alguien les diera trabajo. El miércoles, Renfe denunció un asentamiento ilegal en las inmediaciones de las vías. La Guardia Civil, que ejecutó un desalojo que se produjo de manera pacífica y voluntaria, llegó a contar a más de 100 personas. Ahora, muchas se han marchado a otros municipios a probar suerte -Adamuz, Villa del Río, Bujalance y Villafranca-, mientras que la mayoría vaga por la ciudad buscando lugares abandonados donde poder pasar la noche y refugiarse del frío.
La presión de la llegada masiva de extranjeros en busca de trabajo en la campaña de la aceituna también afecta a Lucena, pero en menor medida. Según fuentes de la Concejalía de Servicios Sociales, en el casco urbano se localizan al menos dos asentamientos de extranjeros que en su inmensa mayoría no tiene empleo.
Pero el problema no sólo se localiza en la provincia. En la capital, el drama de los jornaleros sin trabajo se comprueba cada noche en la estación de tren. Allí, cuando los AVE dejan de pasar, duermen unas 30 personas que esperan salir hacia algún sitio en el que trabajar. Desde Córdoba Acoge, María Luisa García Aragonés explica que son personas de tránsito: "Piden dinero para comprar billetes y marcharse a otras ciudades". Esta ONG dispone de una especie de bolsa de empleo para empresarios que busquen mano de obra a la que este año no ha acudido ningún agricultor.
Cientos de personas que no consiguen empleo en la campaña de la aceituna de Jaén se desplazan hasta Baena y Montoro, donde tampoco logran jornales
A. Alba · S. Núñez / Córdoba Actualizado 05.12.2008
Un grupo de inmigrantes espera junto al lavadero donde pasan la noche.
0 comentarios 0 votos Refugiados en cortijos abandonados, apiñados en pisos, acurrucados en lavaderos de coches o simplemente al raso. Así están pasando las últimas noches centenares de inmigrantes que desde hace una semana vagan por los pueblos olivareros de la provincia de Córdoba en busca de un trabajo que no acaban de encontrar. Y cada día que pasa es peor. Muchos de ellos llegan desde la provincia de Jaén, donde tampoco han encontrado los ingresos a los que estaban acostumbrados con la campaña de la aceituna. La situación dramática que está provocando la falta de trabajo se ha extremado en Baena y Montoro.
En Baena, el centro de atención al inmigrante de la Cruz Roja está desbordado. Sus instalaciones, a pesar de sus ajustadas dimensiones, deben atender a cerca de 200 personas cada día y los alrededores del edificio presentan una dolorosa estampa repleta de inmigrantes cargados con mochilas y maletas, que no tienen donde ir ni donde pasar la noche. Durante muchas noches, varias decenas de extranjeros han dormido en un lavadero de coches ubicado justo en frente del puesto de Cruz Roja. "Dormimos aquí pero por el día nos acercamos hasta Cruz Roja por si alguien va a buscar a gente para poder trabajar y para que nos den de comer", lamenta un joven subsahariano.
En Montoro, la situación no es mucho mejor. El lunes, la Policía Local participó en el desalojo de medio centenar de personas que vivían hacinadas en un piso en el que aguardaban a que alguien les diera trabajo. El miércoles, Renfe denunció un asentamiento ilegal en las inmediaciones de las vías. La Guardia Civil, que ejecutó un desalojo que se produjo de manera pacífica y voluntaria, llegó a contar a más de 100 personas. Ahora, muchas se han marchado a otros municipios a probar suerte -Adamuz, Villa del Río, Bujalance y Villafranca-, mientras que la mayoría vaga por la ciudad buscando lugares abandonados donde poder pasar la noche y refugiarse del frío.
La presión de la llegada masiva de extranjeros en busca de trabajo en la campaña de la aceituna también afecta a Lucena, pero en menor medida. Según fuentes de la Concejalía de Servicios Sociales, en el casco urbano se localizan al menos dos asentamientos de extranjeros que en su inmensa mayoría no tiene empleo.
Pero el problema no sólo se localiza en la provincia. En la capital, el drama de los jornaleros sin trabajo se comprueba cada noche en la estación de tren. Allí, cuando los AVE dejan de pasar, duermen unas 30 personas que esperan salir hacia algún sitio en el que trabajar. Desde Córdoba Acoge, María Luisa García Aragonés explica que son personas de tránsito: "Piden dinero para comprar billetes y marcharse a otras ciudades". Esta ONG dispone de una especie de bolsa de empleo para empresarios que busquen mano de obra a la que este año no ha acudido ningún agricultor.