miércoles, 6 de agosto de 2014

Muchas veces es difícil explicar las cosas como las sientes...

Muchas veces es difícil explicar las cosas como las sientes, pero aún así, me gusta intentarlo una y otra vez aunque me equivoque, y suele ser casi la mayoría de estas veces. Vamos a ver que tal sale ésta.
Cada día que salgo a disfrutar de mi pueblo, Villa del Río, solo se me pasa por la cabeza una idea:

-¿Qué puedo hacer para que en algún futuro ésto que tenemos no llegue a perderse?-

Ocurre que cuando voy paseando por los pagos villarrenses todo se vuelve oscuro. Por ejemplo por el Arroyo Andújar, siento que algo de eso va a desaparecer muy pronto, ¿seguirán tirándose los mochuelillos al atardecer cuando pase con mi linternilla? ¡Me encantan esos sustos al sereno!
Y esos apostaderos de cigüeñas que hasta hace una semana estaban en la Anguijuela, ¿por qué se fueron si tenemos todo lo que tendrían en un vertedero?
La semana pasada en el Salao solo había muerte a sus orillas, ¿que pasaría para que esos fuertes barbos dijeran "tú, me voy de aquí que ya no aguanto más esta mierda"?
Igual le doy más importancia a esas alimañas de la que se merecen, pero ahí creo que no me estoy equivocando. Casi siempre los animales son los más perjudicados de esta historia de vida.


Al margen de lo que pueda sentir o no por el mundo animal, creo que en el mundo humano de mi pueblo algo está fallando. Estas últimas semanas solo he tenido noticias desagradables de personas a las que aprecio, personas que por trabajar lo más duramente posible pagaron las consecuencias del desconocimiento industrial, esa información que nunca interesará que sepamos porque así, ni tan siquiera exigiremos unas medidas mínimas de seguridad en nuestro trabajo.
Ayer me dijeron "¡Yo no quiero perder mi curro! Solo que me den seguridad para no tener cáncer, ¿eso como se exige?"
Esa es la pregunta, "¿eso como exige?". Le respondí que no se como se hace, solo se que es algo necesario para poder trabajar y disfrutar después de la jornada laboral con tu familia y todos los que vengan detrás.

Viniendo al cuento del tema, este domingo pasaron un reportaje en Cuarto Milenio (La Cuatro) sobre la FUA, Fábrica de Uranio de Andújar, en el que hablaban algunos de los trabajadores que quedaron vivos tras el cierre de la misma. Los datos son escalofriantes, de 120 personas que trabajaban, 55 murieron y siguen muriendo por cáncer de distinto tipo. Los restantes padecen algún tipo de enfermedad derivada de los altos niveles radiactivos de la explotación.
En aquel tiempo, 1981, los estudios disponibles sobre las afecciones al cuerpo humano de esta exposición no estaban disponibles para los trabajadores de la fabrica. Hoy, se lamentan de ello, porque solo intentaban trabajar y poder vivir lo más honradamente posible pero, ¿a que precio?

No se porque tengo que seguir callado y con miedo cuando veo que cosas de éstas me afectan tan de cerca. Me gustaría que el pueblo tuviera un entorno sanamente disfrutable por todos, porque esos estudios de toxicidad que los trabajadores de la FUA no tenían en el 1981 hoy si los tenemos gracias a Internet, y si no los usamos, ¿para que están? Ojalá pudieran servir estas reflexiones para que alguien con poder dijera:
"Trabajo sí, pero con unas condiciones de seguridad acordes"
La verdad es que si me equivoco esta vez, ya lo dije al principio que casi siempre lo hago, voy a disfrutar haciéndolo.

Esto ya no es normal, fuera de cualquier condición humana, política, religiosa y moral, ¿hasta donde vamos a llegar? Un día y otro, y al siguiente también, en fin...Dime por donde andas y te diré de que te mueres.

Esta humilde reflexión es en agradecimiento a todas las personas que creen que las cosas se pueden cambiar y que no solamente vinimos de paso, a respirar humo, a vivir en un estercolero, a sufrir por cuenta ajena lo que no nos pertenece.

¡¡¡MEDIDOR DE PARTÍCULAS CONTAMINANTES EN EL AIRE YA!!!

C.O.