sábado, 12 de mayo de 2012

La Diócesis de Córdoba ha coronado a 19 imágenes marianas desde 1987


 

Cuatro de ellas han recibido el privilegio por breve pontificio y el resto por decreto episcopal
ANTONIO VARO / CÓRDOBA
Día 11/05/2012 - 09.18h
El 9 de mayo de 1965 es un día que aún se recuerda en Córdoba por quienes lo vivieron. Esa mañana, en la explanada del entonces llamado Hotel Córdoba Palace, el cardenal Bueno Monreal coronó canónicamente la imagen de la Virgen de los Dolores, en presencia de las autoridades —entre ellas, nada menos que la hija de Franco— y ante varios miles de devotos allí congregados. Fue la primera coronación canónica que hubo en Córdoba capital, y la que tuvo un carácter de acontecimiento extraordinario más marcado, como corresponde a la devoción de la Señora de Córdoba. Quienes lo vivieron no dudan en señalar que fue un verdadero día histórico.

No había sido, sin embargo, la primera ni la segunda ceremonia de ese tipo celebrada en nuestra diócesis: la primera había sido, diecisiete años antes, la devoción de Lucena a Nuestra Señora de Araceli, que recibió el mismo privilegio en 1948, concretamente el 2 de mayo. En 1950, fue coronada, por su parte, la imagen montillana de María Auxiliadora. En 1982 recibiría idéntico privilegio la imagen de Nuestra Señora del Castillo, patrona de Carcabuey.

Tanto la Señora de Córdoba como las citadas imágenes de la provincia fueron coronadas en cumplimiento de sendos breves pontificios. Hubo que esperar a 1994 para que otra imagen de la capital, en este caso la de Nuestra Señora de la Fuensanta, recibiera dicha distinción por voluntad papal expresa.

Pero para 1994 ya había cambiado el Código de Derecho Canónico, que en su nueva versión delegaba en los obispos la potestad para conceder la coronación, con determinadas condiciones, a imágenes de sus diócesis. De hecho, antes de 1994 ya se habían coronado en Córdoba tres imágenes con arreglo a la nueva legislación: las de Nuestra Señora la Cabeza de Rute (1986), las Angustias de Córdoba (1987) y la Purísima Concepción de Puente Genil, también en 1987.

Nuevo procedimiento
A partir de ahí se «dispara» el número de coronaciones canónicas en nuestra diócesis. Las propiamente pontificias —eso sí— se han dado con cuentagotas: tras la Fuensanta, sólo la Virgen de la Sierra de Cabra (2005) y María Auxiliadora de Córdoba (2009) se han sumado al selecto grupo iniciado en 1948, y que hoy sólo cuenta con seis devociones cordobesas refrendadas por un Sumo Pontífice.

Sin embargo, las imágenes coronadas por decretos episcopales han llegado a ser dieciséis, contando con la que se corona mañana: se trata de las imágenes de la Virgen de la Cabeza (Rute, 1986), Purísima de Puente Genil (1987), Villaviciosa (Villaviciosa, 1988), Salud (Castro del Río 1990), el Rosario (Hermandad de la Expiración, Córdoba, 1993), la Soledad (Priego, 1994), las Veredas (Torrecampo, 1994), la Estrella (Villa del Río, 1995), los Remedios (Aguilar de la Frontera, 1996), la Piedad (Iznájar, 2000), el Socorro (Córdoba, 2003) Gracia (Benamejí, 2007), Belén (Palma del Río, 2010), el Campo (Cañete de las Torres, 2010), Purísima Concepción de Linares (Córdoba, 2011) y el Carmen de San Cayetano (Córdoba, 2012).

Como puede verse, algunos años han sido densos en coronaciones: 1994 vio tres en la diócesis (Fuensanta en Córdoba, Soledad en Priego y Veredas en Torrecampo), y 1987 había visto dos (Angustias en la capital y Purísima en Puente Genil), lo mismo que 2010 (Belén en Palma del Río y Campo en Cañete) y series de hasta cuatro años seguidos con actos de este tipo (de 1993 a 1996, ambos inclusive). Desde 1986 nunca han pasado intervalos de cuatro años —que debería ser muy poco tiempo— entre actos de este tipo en nuestra diócesis.

En el último cuarto de siglo, pues, ha habido en nuestra diócesis diecinueve coronaciones canónicas o pontificias, lo que da un promedio muy cercano a una coronación por año, una cifra impensable antes del nuevo Código de Derecho Canónico. En estos veinticinco años, fue especialmente prolífico el episcopado de Infantes Florido, que concedió o promovió nada menos que doce coronaciones. Más comedido fue su sucesor, Javier Martínez, que concedió sólo dos: la Piedad de Iznájar y el Socorro de Córdoba; la primera de ellas fue coronada en el marco de los actos del Jubileo del año 2000. Al báculo de Asenjo le corresponden las restantes.

Pese a que muchas Patronas de los pueblos cordobeses han sido ya coronadas, se echan en falta algunas que concitan desde hace siglos gran devoción. Quizá el caso más llamativo sea el de la Virgen de Luna, cuyo patronazgo compartido entre Villanueva de Córdoba y Pozoblanco, del que no está exenta una indudable rivalidad, quizá dificulte la materialización de su coronación canónica, porque historia y devoción no le falta.

Por otra parte, una vez coronada la Virgen del Carmen de San Cayetano, queda en el aire la pregunta: ¿Cuál será la próxima Virgen de Córdoba capital que se corone? Hay rumores y movimientos, pero de momento son sólo «desiderata». Pese a este número de coronaciones, será la segunda vez que el interior del primer templo acoja una ceremonia de este tipo, ya que sólo de Nuestra Señora del Rosario, el 31 de octubre de 1993, se celebró allí. Para el resto se ha preferido hacerlo casi siempre al aire libre o dentro de otras iglesias.