Publicado por: redactormfon: septiembre 17, 2020
El Festival Internacional de Piano del Guadalquivir, primero en celebrarse en Córdoba, continúa su 11º edición con un íntimo concierto en la Mezquita de Córdoba
"Esta edición tiene mucho que contar". Con estas palabras comienza una conversación con María Dolores Gaitán, pianista y gestora cultural, fundadora del Festival Internacional de Piano del Guadalquivir (FIP). La declaración de la pandemia estuvo a punto de derribar años de esfuerzo y una programación ya cerrada, pero Gaitán y su equipo ganaron el pulso al virus y rehicieron la 11º edición del Festival dos meses antes de su primer concierto.
Esta edición se ha gestado desde que se rindió la programación original, tomando como hilo conductor el camino recorrido, los principios asentados y la reflexión sobre la naturaleza del festival. "El arranque del Festival ha sido muy emotivo, muy especial. Haber conseguido dar vida al festival y ser el primero que se celebra en Córdoba es como luchar contra viento y marea para que la música siga viva".
El FIP comenzó en la intimidad, con la unión de la música y la gastronomía de mano del chef Paco Morales, el piano de Javier Fernández y el violonchelo de Cristina Amor. "Aprovechamos todo lo creativo del restaurante Noor, abriendo las cocinas donde se trabaja para poner en primer plano la artesanía. Transformamos un espacio no acondicionado para ser sala de conciertos en un entorno mágico, del que nos ha sorprendido la acústica a intérpretes y público. Esta atmósfera, la armonía entre la cocina de Morales y la música del dúo, creo el clima de esperanza y ánimo que quisimos transmitir para dos sectores tan castigados por la situación actual. La unión nos hará salir adelante". Este mensaje continúa dando voz y forma al Festival en cada programa, siempre aumentando su intensidad para demostrar que sí se puede seguir adelante.
En el segundo programa, el Festival recuperó el gran formato con la Orquesta de Córdoba, su director titular, Carlos Domínguez-Nieto, y la propia Gaitán, que debutó en este concierto con la formación. "A pesar de las circunstancias tenemos que seguir apostando por la música, que es lo que nos salva. Por eso se me ocurrió este proyecto, que tiene varias cosas que me emocionan: por una parte, mi debut con la Orquesta y poder realizar un programa que tendría que haber interpretado en Rusia, en mi propia ciudad. Al cerrar las fronteras no pude ir al Festival Rachmaninov, donde habría debutado Noches en los Jardines de España de Manuel de Falla, pero cerré mi concierto con esta obra. Abrí el programa con Turina, compositor que siento muy cercano y que grabé en mi disco, 'Imágenes de España a través de la danza'. Cuando hablé con Carlos Domínguez-Nieto, le expliqué cómo el orden de las obras seguía una idea de crescendo, algo que le gustó mucho y decidimos mantener para este concierto. De esta manera, y es otra de las cosas que más me emocionan de este concierto, rompemos el esquema habitual de concierto y establecemos un diálogo entre solista y orquesta que recrea simbólicamente ese darnos la mano, apoyarnos, ayudarnos. Esta es la esencia de este programa, un homenaje a los músicos, a los compañeros".
– Veo que esa idea, en crescendo, se replica también en la programación: desde la intimidad del restaurante y la comunidad de músicos al diálogo abierto con la poesía y un programa de música contemporánea con música encargada por el Festival.
– Esa es mi filosofía, porque así se crean expectativas a los asistentes y se les invita a continuar viajando con nosotros. Desde la primera edición del Festival me pregunto qué quiero aportar, cómo puedo contribuir para que la gente se vaya del concierto con un bagaje adquirido.
Llevo 13 años viviendo en Italia y me enfrento a la dificultad de residir en una ciudad y programar para otro país. Pero cuando di mi primer concierto en mi pueblo, Villa del Río, un pueblo de 7.000 habitantes, y 600 personas vinieron a verme. Se me rompieron los esquemas. Me di cuenta de que el público demandaba más y decidí traer a mi tierra todo lo que estoy viviendo. ¿Por qué limitarme a un concierto y no llevarlo más lejos?
Aunque la música contemporánea sea un lenguaje que aún tiene un camino por recorrer, este último programa será muy especial, ya que da voz al Guadalquivir directamente, ese río portador de culturas. En esta ocasión, compositores de renombre han escrito una obra para el paso del Guadalquivir por Córdoba. Hay pocas que, estando inspiradas en este río, se dediquen a esta tierra, por lo que es un honor poder contribuir a agrandar ese archivo musical.
El último programa toma nombre de la obra encargada por el Festival a Miguel Ángel Gris, 'En torno al Guadalquivir', que pondrá el broche final a esta edición el próximo 26 de septiembre. Se estrenará también la obra 'Memorias del Río' de Tomás Marco y el arreglo del segundo movimiento de la Sinfonía Sevillana de Joaquín Turina por José Luis Turina, nieto del compositor. "Como gestores, tenemos la obligación de potenciar la creación de nuevas obras", resalta la directora del festival.
María Dolores Gaitán cree que cualquier intérprete debería embarcarse en la gestión cultural, ya que complementa una faceta de la profesión que puede quedar en la sombra si no se explora: "Los intérpretes tenemos que ver lo que el público quiere, y como gestor esto es fundamental porque el fin es llegar a la gente. La gestión cultural te enseña a ser más delicado al construir programas y a ser consecuente con lo que se escoge". "Concibo el Festival como un recipiente creativo", continúa, "lo que me permite relacionarme con otros proyectos, establecer una simbiosis con otras artes y comprobar qué formatos, conciertos u opciones funcionan más. El Festival te permite crear".
– Así será el tercer programa del concierto. Recogido, de nuevo dando la mano a otra disciplina artística – la poesía – y con la voz de Pasión Vega.
– Este programa es muy bonito. Será en la Mezquita, donde estamos acostumbrados a programas de gran embergadura, con orquesta, y en esta ocasión nos encontramos con un trío formado por Valeria Marsheva, flautista; Antonello d'Onofrio, pianista; y Pasión Vega, que introducirá las obras del programa mediante la recitación de poemas. Este concierto se ha titulado Luz y está dedicado a las víctimas de la pandemia. Es un concierto espiritual, por el templo en el que estamos, y por ello hemos escogido la luz de la luna – esa luz que alumbra en la oscuridad de la noche – como hilo conductor: poesía y música inspirada en el magnetismo del cuerpo celeste. La iluminación con velas, el espacio y la popular voz de Pasión Vega nos van a trasladar a otros mundos. Hemos creado una historia a través de la música de Beethoven, Schumann, Brahms, Debussy y Rachmaninov y los textos de Leopardi, Saffo, Verlaine y Pirandello con la que queremos transmitir un mensaje de positividad. Así ha sido también la respuesta de las instituciones con el proyecto, que han acogido con los brazos abiertos. Aunque sea un evento en estas circunstancias, me he encontrado ganas de hacer, de facilitar y de que el festival se haga.
Las medidas de seguridad han sido una realidad desde que se confirmó la celebración de la 11º edición, con protocolos de higiene exhaustivos y actualizados, indica la directora.
Si el año que viene lo permite, la 12º edición del Festival Internacional de Piano del Guadalquivir recorrerá las provincias que atraviesa el río: "Me haría mucha ilusión una edición de imágenes del Gran Río. Empezar donde nace y acabar donde desemboca. Recuperar las actividades en las que el público interactúa y se siente partícipe – los eventos especiales de ediciones pasadas: clases magistrales, concursos, talleres, conferencias,… -, y poder sacar adelante un nuevo concepto que ideé para esta edición".
El Festival Internacional de Piano del Guadalquivir, primero en celebrarse en Córdoba, continúa su 11º edición con un íntimo concierto en la Mezquita de Córdoba
"Esta edición tiene mucho que contar". Con estas palabras comienza una conversación con María Dolores Gaitán, pianista y gestora cultural, fundadora del Festival Internacional de Piano del Guadalquivir (FIP). La declaración de la pandemia estuvo a punto de derribar años de esfuerzo y una programación ya cerrada, pero Gaitán y su equipo ganaron el pulso al virus y rehicieron la 11º edición del Festival dos meses antes de su primer concierto.
El FIP comenzó en la intimidad, con la unión de la música y la gastronomía de mano del chef Paco Morales, el piano de Javier Fernández y el violonchelo de Cristina Amor. "Aprovechamos todo lo creativo del restaurante Noor, abriendo las cocinas donde se trabaja para poner en primer plano la artesanía. Transformamos un espacio no acondicionado para ser sala de conciertos en un entorno mágico, del que nos ha sorprendido la acústica a intérpretes y público. Esta atmósfera, la armonía entre la cocina de Morales y la música del dúo, creo el clima de esperanza y ánimo que quisimos transmitir para dos sectores tan castigados por la situación actual. La unión nos hará salir adelante". Este mensaje continúa dando voz y forma al Festival en cada programa, siempre aumentando su intensidad para demostrar que sí se puede seguir adelante.
– Veo que esa idea, en crescendo, se replica también en la programación: desde la intimidad del restaurante y la comunidad de músicos al diálogo abierto con la poesía y un programa de música contemporánea con música encargada por el Festival.
– Esa es mi filosofía, porque así se crean expectativas a los asistentes y se les invita a continuar viajando con nosotros. Desde la primera edición del Festival me pregunto qué quiero aportar, cómo puedo contribuir para que la gente se vaya del concierto con un bagaje adquirido.
Llevo 13 años viviendo en Italia y me enfrento a la dificultad de residir en una ciudad y programar para otro país. Pero cuando di mi primer concierto en mi pueblo, Villa del Río, un pueblo de 7.000 habitantes, y 600 personas vinieron a verme. Se me rompieron los esquemas. Me di cuenta de que el público demandaba más y decidí traer a mi tierra todo lo que estoy viviendo. ¿Por qué limitarme a un concierto y no llevarlo más lejos?
Aunque la música contemporánea sea un lenguaje que aún tiene un camino por recorrer, este último programa será muy especial, ya que da voz al Guadalquivir directamente, ese río portador de culturas. En esta ocasión, compositores de renombre han escrito una obra para el paso del Guadalquivir por Córdoba. Hay pocas que, estando inspiradas en este río, se dediquen a esta tierra, por lo que es un honor poder contribuir a agrandar ese archivo musical.
El último programa toma nombre de la obra encargada por el Festival a Miguel Ángel Gris, 'En torno al Guadalquivir', que pondrá el broche final a esta edición el próximo 26 de septiembre. Se estrenará también la obra 'Memorias del Río' de Tomás Marco y el arreglo del segundo movimiento de la Sinfonía Sevillana de Joaquín Turina por José Luis Turina, nieto del compositor. "Como gestores, tenemos la obligación de potenciar la creación de nuevas obras", resalta la directora del festival.
– Así será el tercer programa del concierto. Recogido, de nuevo dando la mano a otra disciplina artística – la poesía – y con la voz de Pasión Vega.
– Este programa es muy bonito. Será en la Mezquita, donde estamos acostumbrados a programas de gran embergadura, con orquesta, y en esta ocasión nos encontramos con un trío formado por Valeria Marsheva, flautista; Antonello d'Onofrio, pianista; y Pasión Vega, que introducirá las obras del programa mediante la recitación de poemas. Este concierto se ha titulado Luz y está dedicado a las víctimas de la pandemia. Es un concierto espiritual, por el templo en el que estamos, y por ello hemos escogido la luz de la luna – esa luz que alumbra en la oscuridad de la noche – como hilo conductor: poesía y música inspirada en el magnetismo del cuerpo celeste. La iluminación con velas, el espacio y la popular voz de Pasión Vega nos van a trasladar a otros mundos. Hemos creado una historia a través de la música de Beethoven, Schumann, Brahms, Debussy y Rachmaninov y los textos de Leopardi, Saffo, Verlaine y Pirandello con la que queremos transmitir un mensaje de positividad. Así ha sido también la respuesta de las instituciones con el proyecto, que han acogido con los brazos abiertos. Aunque sea un evento en estas circunstancias, me he encontrado ganas de hacer, de facilitar y de que el festival se haga.
Las medidas de seguridad han sido una realidad desde que se confirmó la celebración de la 11º edición, con protocolos de higiene exhaustivos y actualizados, indica la directora.
Si el año que viene lo permite, la 12º edición del Festival Internacional de Piano del Guadalquivir recorrerá las provincias que atraviesa el río: "Me haría mucha ilusión una edición de imágenes del Gran Río. Empezar donde nace y acabar donde desemboca. Recuperar las actividades en las que el público interactúa y se siente partícipe – los eventos especiales de ediciones pasadas: clases magistrales, concursos, talleres, conferencias,… -, y poder sacar adelante un nuevo concepto que ideé para esta edición".