lunes, 10 de enero de 2011

'El Rafi' termina en el banquillo

El delincuente que se fugó de Sevilla I es juzgado en Córdoba por asesinato
MANUEL J. ALBERT - Córdoba - 10/01/2011 ABC

Vota Resultado 1 votos . .Rafael Hidalgo Castro, El Rafi, se sienta
hoy de nuevo en el banquillo de los acusados. La Sección Tercera de la
Audiencia de Córdoba le va a juzgar por el presunto asesinato de un
hombre, su vecino en Bujalance, José Reyes, a quien disparó a
bocajarro en la cabeza el 9 de noviembre de 2008. Dos semanas después,
Reyes murió a causa de las heridas. El fiscal pide un total 21 años y
siete meses de prisión para El Rafi por asesinato, tenencia ilícita de
armas y atentado.

El acusado creció robando y huyó de las prisiones en diversas ocasiones

"Disparó a escasa distancia de la cabeza", subraya el fiscal en su escrito
El Rafi, de 30 años, no es un delincuente más del Alto Guadalquivir,
área de la provincia de Córdoba donde solía actuar. Hidalgo Castro es
especialmente escurridizo y ha protagonizado escapadas rocambolescas.
La última de ellas fue el 4 de febrero de 2010, cuando se fugó, en
compañía de otro preso, de la cárcel Sevilla 1, donde cumplía prisión
preventiva por la muerte de Reyes. La aventura les duró 21 días y les
llevó hasta Lérida, donde fueron detenidos. Incluso en ese momento, el
delincuente estuvo a punto de escabullírsele a los agentes de los
Grupos Operativos Especiales de la policía que fueron a detenerlo.

Era el último intento de escapada de un personaje que, antes de
convertirse en presunto asesino, había crecido como ladrón. Durante
años, El Rafi se había ganado el sueldo dando golpes aquí y allá,
sobre todo, robando maquinaria agrícola para revenderla. Finalmente,
entró en prisión, con un buen número de delitos acumulados. Pero, en
cuanto pudo, Hidalgo Castro no volvió de un permiso penitenciario y se
fugó. Tampoco se fue muy lejos. Se refugió en Santiago, la conflictiva
barriada de Bujalance que le vio crecer. Allí retomó sus actividades,
volviendo a delinquir. Y así siguió, hasta que hace dos años, una
reyerta entre las familias vecinas Hidalgo y Reyes derivó en aquel
disparó, que costó la vida a José Reyes.

En sus conclusiones provisionales, el fiscal subraya que el acusado
"tenía perfecto conocimiento de las nulas posibilidades de defensa que
ofrecía José Reyes". Este hombre, de 51 años, hermano y tío de dos de
las mujeres que discutían, padecía entre oras dolencias diabetes,
obesidad y había sufrido un infarto. Además, tenía una grave
enfermedad ósea que le obligaba a utilizar muletas. A pesar de esto,
el fiscal relata que "estando cada vez más exaltados los ánimos, el
acusado, con la intención de acabar con la vida de José Reyes, entró
en su domicilio, a escasos metros de donde se desarrollaba la pelea,
para coger un arma de fuego que él mismo poseía".

El Rafi salió de allí con un revólver del calibre 22 que se había
agenciado cuatro meses antes, sin ningún tipo de licencia. El arma,
que llevaba escondida en su cintura, carecía de número de
identificación y había sido trucada para disparar munición metálica.
Cuando Hidalgo Castro reapareció en la escena, su hermano zarandeaba a
José Reyes por las solapas. "Con claro ánimo de matar, el acusado
apartó de un empujón a su hermano (...) disparando a escasa distancia
de la cabeza de Reyes", describe el fiscal.

Tras el disparo, Reyes cayó fulminado al suelo, mientras que El Rafi y
su hermano salían corriendo de allí. Al día siguiente, el Juzgado de
Instrucción Número 1 de Montoro decretó la busca y captura del
presunto asesino. Las pesquisas de la Guardia Civil llevaron a los
agentes, el 18 de noviembre, a una casa en ruinas del término
municipal de Andujar (Jaén). Dentro, encontraron a El Rafi quien,
señala al fiscal, arrojó a la chimenea el revólver de la agresión. Los
agentes pusieron las esposas al prófugo pero éste, aun engrilletado,
logró zafarse de los guardias civiles.

El acusado fue finalmente detenido diez días después en Andújar. Otra
vez hizo todo lo posible para escapar de los guardias civiles. Todavía
le esperaban más fugas y carreras. Pero hoy solo le espera el
banquillo.