En el estudio se han tomado muestras de balsas y pozos de C�rdoba, Sevilla y Jaén.
(Pilar Cobos)
Un estudio que desarrolla el El Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (IFAPA), concretamente el Centro Alameda del Obispo, ha determinado en sus resultados preliminares que del 60 al 87% de los campos de olivar analizados en C�rdoba, Sevilla y Ja�n contienen el hongo verticilium dahliae, causante de la verticilosis, en el agua de riego que se extrae de pozos o la embalsada con origen en el r�o Guadalquivir y sus afluentes. En este sentido, la investigadora Dolores Rodríguez destacó: "En el primer a�o el hongo estaba en alrededor del 60% de los campos cordobeses estudiados, pero este resultado no es absoluto porque puede variar" en el siguiente muestreo.
Dolores Rodríguez explicó que la investigación se inició en el año 2004 en Jaén y Sevilla atendiendo a las preguntas de los agricultores. "Las comunidades de regantes están muy preocupadas porque ven la verticilosis como una amenaza para sus cultivos y realmente lo es", señaló. De este modo, tras el primer estudio, los investigadores solicitaron un proyecto nacional que incluye a Córdoba, donde se analiza el agua de riego, entre otras zonas, en municipios como Villa del Río y Santaella, "que cuenta con una incidencia del hongo muy importante".
Objetivos
Dolores Rodríguez aseguró que la presencia del hongo en el agua "no es tan importante como conocer su virulencia o la probabilidad de que desarrolle la enfermedad". Por ello los científicos están identificando los esclerosios, que son capaces de multiplicarse en el agua en condiciones de laboratorio; y los diferencian de las esporas, ya que las medidas para erradicarlos deben ser distintas.
La investigadora manifest�: "El hombre puede estar contribuyendo a que el hongo está presente en el agua, pero tambi�n existen otras v�as de llegada como el agua de escorrentía o la sobrante del riego". Para reducir el patógeno y evitar que con el riego se traslade al cultivo, Rodríguez recomendó a los agricultores que limpien las balsas y las desinfecten, que tapen estos lugares y los pozos cuando no se utilicen, y que no introduzcan utensilios que contengan suelo en el agua de riego.
(Pilar Cobos)
Un estudio que desarrolla el El Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (IFAPA), concretamente el Centro Alameda del Obispo, ha determinado en sus resultados preliminares que del 60 al 87% de los campos de olivar analizados en C�rdoba, Sevilla y Ja�n contienen el hongo verticilium dahliae, causante de la verticilosis, en el agua de riego que se extrae de pozos o la embalsada con origen en el r�o Guadalquivir y sus afluentes. En este sentido, la investigadora Dolores Rodríguez destacó: "En el primer a�o el hongo estaba en alrededor del 60% de los campos cordobeses estudiados, pero este resultado no es absoluto porque puede variar" en el siguiente muestreo.
Dolores Rodríguez explicó que la investigación se inició en el año 2004 en Jaén y Sevilla atendiendo a las preguntas de los agricultores. "Las comunidades de regantes están muy preocupadas porque ven la verticilosis como una amenaza para sus cultivos y realmente lo es", señaló. De este modo, tras el primer estudio, los investigadores solicitaron un proyecto nacional que incluye a Córdoba, donde se analiza el agua de riego, entre otras zonas, en municipios como Villa del Río y Santaella, "que cuenta con una incidencia del hongo muy importante".
Objetivos
Dolores Rodríguez aseguró que la presencia del hongo en el agua "no es tan importante como conocer su virulencia o la probabilidad de que desarrolle la enfermedad". Por ello los científicos están identificando los esclerosios, que son capaces de multiplicarse en el agua en condiciones de laboratorio; y los diferencian de las esporas, ya que las medidas para erradicarlos deben ser distintas.
La investigadora manifest�: "El hombre puede estar contribuyendo a que el hongo está presente en el agua, pero tambi�n existen otras v�as de llegada como el agua de escorrentía o la sobrante del riego". Para reducir el patógeno y evitar que con el riego se traslade al cultivo, Rodríguez recomendó a los agricultores que limpien las balsas y las desinfecten, que tapen estos lugares y los pozos cuando no se utilicen, y que no introduzcan utensilios que contengan suelo en el agua de riego.