viernes, 26 de julio de 2019

Una víctima de ETA enterrada en Villa del Río

El horror de ETA: 35 años del atentado a Rodríguez Rosales

Un tiro en la nuca acabó con la vida del policía jiennense en Vizcaya, en 1984
FRAN MIRANDA|NAM|JUAN RODRÍGUEZ
ROSALES|JAÉN|JAÉN|VALDEPEÑAS|VILLA|VIZCAYA|LEIKITO

JAÉN

FRAN MIRANDA|

25 DE JULIO DE 1984. Sobre estas líneas, una imagen de archivo del
Ayuntamiento de Lekeitio, en Vizcaya, donde el policía jiennense
prestaba sus servicios de seguridad. A la derecha, fotografía de
Rodríguez Rosales.

Juan Rodríguez Rosales se dirigía a su puesto de trabajo en el
Ayuntamiento de Lekeitio, en Vizcaya, cuando, sin mediar palabra, a
eso de las dos de la tarde, un joven le pegó un tiro en la nuca.
Treinta y cinco años se cumplen ya del atentado perpetrado por la
banda terrorista ETA que le arrebató la vida a este policía local
natural de Valdepeñas de Jaén.

De esta manera, dos jóvenes se encontraban escondidos y esperaban la
llegada de Rodríguez, que entraba de servicio en las entonces
dependencias provisionales del Ayuntamiento. Fue uno de ellos el que
le disparó, un tiro limpio en la nunca que le salió por la cara y que
le provocó la muerte de manera instantánea. Inmediatamente después,
los autores del crimen emprendieron la huida en un vehículo en el que
había un tercero. En el lugar del suceso, cerca del Ayuntamiento del
municipio, se recogió un casquillo con características similares a los
que normalmente utilizaba ETA en sus atentados.

El 25 de julio de 1984, un gran crespón ocupaba el corazón de una
provincia que, aunque desde la lejanía que dan los kilómetros, fue
golpeada por el terrorismo. Juan Rodríguez Rosales, aunque residía en
este pequeño pueblo de Vizcaya, nació en Valdepeñas de Jaén el 6 de
noviembre de 1935, estaba casado y tenía tres hijos. Vivía desde hace
años en Leikito y entró a prestar servicio como policía local en el
Ayuntamiento de este municipio en 1969. En aquel momento, tal y como
afirmaron las fuentes, Rodríguez fue amenazado previamente por la
banda terrorista. ¿El motivo? Su relación con miembros de la Guardia
Civil. No obstante, no pensaba que eso fuera motivo para que ETA
atentara contra él. El cuerpo de este jiennense fue enterrado el 27 de
julio en el municipio cordobés de Villa del Río, junto a la sepultura
de su padre. Al mismo asistieron diversas autoridades civiles y
militares, entre las que se encontraban, por ejemplo, alcaldes de
municipios cercanos y policías.

Treinta y cinco años se cumplieron ayer de este atentado de ETA que
arrebató la vida de un jiennense y que la provincia aún no olvida.