«A 'Manolete' solo le hacía falta la inmortalidad y la conquistó en Linares»
18.11.11 - 00:16 - ESTEFANÍA ZARALLO | BADAJOZ.
El escritor andaluz visita Aceuchal para impartir una conferencia sobre la tauromaquia del genio de Córdoba
Francisco Laguna Biógrafo de 'Manolete'
Manuel Rodríguez 'Manolete' fue cogido mortalmente en la plaza de Linares en agosto de 1947. Desde entonces, cientos de escritores han publicado biografías, se han escrito miles de artículos, rodado documentales e incluso la industria cinematográfica de Hollywood llevó su vida a la gran pantalla. Sin embargo, hay que saber seleccionar muy bien las fuentes de información sobre la trayectoria del diestro, pues es un personaje sobre el que han aparecido grandes bulos que no hacen otra cosa que engrandecer el mito.
Una de las personas que mejor conoce la historia 'Manolete' es Francisco Laguna Menor, biógrafo del genio cordobés y director de su museo en Villa del Río. El escritor visita hoy Extremadura para impartir, a las ocho y media, una conferencia en Aceuchal. El acto está organizado por la peña 'Antonio Ferrera' de la localidad.
-¿De dónde viene su devoción por 'Manolete'?
-Desde niño era un personaje por el que sentía verdadera admiración. Siempre me han gustado mucho los toros y de pequeño lo veía en las revistas. No era consciente de que había muerto, me cautivaba la imagen de aquel hombre.
-Nunca le vio torear.
-No, nací nueve meses después de su muerte, en mayo de 1948.
-¿Cuáles son los primeros recuerdos que tiene de él?
-Soy de Écija y allí vivía un cuñado suyo. Siempre escuché que 'Manolete' había ido mucho por Écija y que toreó varias veces como novillero. Además, como buen cordobés, llevaba tres imágenes en su capilla: San Rafael, el Cristo de los Faroles y la Virgen de los Dolores. Lo curioso es que también llevaba una estampa del Cristo de la Salud de Écija y eso es algo que tenemos muy presente los ecijanos. Como torero siempre me dijeron que era grandioso, con una gran responsabilidad y honradez y que había inventado el toreo, aunque por aquel entonces no lo entendía muy bien.
-¿Qué resalta de su tauromaquia?
-La arquitectura moderna del arte de torear está cimentada en la tauromaquia de 'Manolete', en ese parar, mandar, en esa verticalidad... Su tauromaquia no tiene fecha de caducidad y le dio nombre a una época. La década de los 40 se conoce como la época de 'Manolete'. Pero lo más importante y lo que le consagró fue su tremenda personalidad. Le daba su toque a todo. La gente sabía que aquel era 'Manolete' y eso es difícil en cualquier artista.
-¿Tenía un don?
-La personalidad es como una varita mágica que al que le toca, le toca para siempre y no hay quien pueda con él.
-¿Era valorado en su época o tuvo que morir en Linares para que se apreciase su talento?
-Independientemente de ser un gran torero era un gran personaje de la historia, es mundialmente conocido y basta con preguntar a un mexicano quién era 'Manolete'. Fue famoso en España y formó una revolución en México.
-Pero hay varios autores que defienden que había un sector de la afición muy crítico con 'Manolete' y que en su ciudad era muy cuestionado.
-En el carnet de identidad de los españoles debería figurar la palabra envidioso. En este país al que triunfa siempre le aparecen envidiosos al lado y como ya se sabe nadie es profeta en su tierra. 'Manolete' era más que un torero y su vida personal levantó ampollas porque en el año 47 vivía con su novia sin estar casado y, como no podían atacar al matador, atacaron a la persona. Su última etapa fue difícil porque se dio cuenta de que el público era muy duro con él. En primer lugar porque era un triunfador y la gente se cansa de los triunfadores, y en segundo lugar por la envidia, pensaban que había que derrumbarlo como fuera. En Córdoba tuvo muchos detractores, pero cuando murió todo fueron halagos. Tantos que tuvieron que enterrarlo a la luz de un candil porque los cordobeses lo pasearon en hombros por toda la ciudad y se hizo de noche. Fue un incomprendido en vida y cuando murió lo mitificaron.
-Y a día de hoy sigue el mito.
-Se le venera como el tercer califa del toreo y la estatua más grande que hay en Córdoba es la de 'Manolete'. Hay cientos de personas que visitan su tumba en el cementerio de la Salud cada año y en noviembre siempre se llena de flores. Se le venera tanto que incluso han hecho una película de su vida en Hollywood, aunque sea un bodrio, que lo es. Su historia se agiganta con el tiempo y es uno de los personajes de los que más se ha escrito.
-Eso también puede ser peligroso. Se cuentan tantas cosas de 'Manolete' que es difícil saber qué es verdad y qué es mentira.
-De 'Manolete' se han dicho barbaridades pero los manoletistas lo vemos bien, porque todos esos bulos y mentiras hubiesen hundido a cualquier otro personaje. Sin embargo, 'Manolete' es tan grande que puede con todo eso y sigue hacia delante. Es como un gran corcho que cuanto más le intentan hundir, con más fuerza sale a flote. 'Manolete' tenía fama, dinero, un cortijo, una mujer que le amaba... Tan solo le faltaba una cosa: la inmortalidad, y la conquistó en Linares.
-¿Se pudo evitar su muerte?
-Las hipótesis no sirven para nada, ni deben existir. ¿Qué hubiese pasado si no le ponen el plasma? ¿Y si le hubiesen cortado la pierna? ¿Y si no hubiese toreado?. De acuerdo con todo pero, ¿nos lleva eso a algún sitio?. No, porque en definitiva, muere. Científicamente el plasma es lo que mata a 'Manolete' pero lo que de verdad importa es que le cogió un toro el 28 de agosto de 1947 y murió la madrugada del 29. No hay más. Yo creo en el destino de las personas y 'Manolete' tenía escrito en el suyo que moriría ese día y así sucedió.
-Murió el hombre y nació el mito.
-Eso seguro. Antonio Bellón cubrió para el diario Pueblo el entierro de 'Manolete' y escribió: «en estos momentos están enterrando los despojos de un señor que se llamó Manuel Rodríguez Sánchez 'Manolete' pero la luz de este candil me está diciendo que en estos momentos está naciendo también el mito de 'Manolete'».Le podrán atacar pero jamás podrán con su historia porque es muy auténtica y son hechos demostrados.