El efecto de la verticilosis podría obligar a arrancar y replantar fincas enteras
P. GARCÍA-BAQUERO / CÓRDOBA ABC
Día 14/02/2012 - 09.48h
Entre los trabajos expuestos ayer destacaron investigaciones como la del profesor Diego Barranco que persigue la obtención de variedades de olivo resistentes a dicha enfermedad, y reconoció que precisamente las variedades más extendidas hoy en día, la variedad picual y cornicabra, son «extremadamente sensibles» a este hongo que puede matar el árbol. Barranco habló de la sensibilidad de algunas variedades frente a otras, que podrían obligar en un futuro a arrancar las existentes y suplantarlas por las nuevas como ya ocurrió en la vid cuando fue atacada por la filoxera o con la naranja y las variedades resistentes de EE.UU.
«Chiquitita» y resistente
En este sentido, Barranco avanzó que unas de las variedades más resistentes es el olivar en seto y es la denominada «Chiquitita», y que se recoge a través de las máquinas vendimiadoras.
Aunque, los expertos hablaron de que la incidencia de la enfermedad es «todavía pequeña», ya que el 4 por ciento de la zona de olivar andaluz presenta algún árbol afectado, el profesor Antonio Trapero alertó de la necesidad de descubrir un tratamiento químico eficaz que ataque la verticilosis porque actualmente sólo se pueden dar recomendaciones para paliar los efectos. Precisamente Trapero lidera otra de las investigaciones consistente en averiguar qué factores influyen en la resistencia de ciertas variedades al ataque del hongo.
Por su parte, el investigador Francisco Javier López desarrolla un trabajo que se basa en la capacidad del hongo para dispersarse a través del agua de riego. Este investigador reconoció que en las zonas como la de la Vega del Guadalquivir la persistencia del hongo que provoca la enfermedad es mucho mayor, y mayor aún si se trata de un olivar nuevo plantado sobre tierras donde anteriormente ya estaba el hongo en patatas sembradas, hortalizas o el extendido cultivo del algodón como es el caso de las comarcas como Arjona (Jaén) o Utrera (Sevilla).
En Córdoba, es la Vega del Guadalquivir la zona más proclive a padecer los efectos de este hongo, precisamente por ser zona más húmeda, donde afecta más el riego y se trata de un olivar nuevo en una tierra donde ya estaba el hongo presente. Uno de los casos más llamativos es el de Villa del Río.