Informa: Chema Cejudo
Casa de la Cultura - 3 al 29 septiembre 2007
Casa de la Cultura - 3 al 29 septiembre 2007
De lunes a domingo de 10 a 14h y de 17 a 21h.
Mito y leyenda, montañas de piedra hoy en quietud rural o urbana, el misterio de los castillos se nos revela en deuda con un pasado pertrechado tras sus muros, fosas y torreones; residencia no sólo del poder, también de la misma vid. De ello habla con todo lujo de detalles y medios la exposición inaugurada por La Caixa ayer lunes en Mairena del Alcor.
Esencial elemento en la organización política y territorial de Al-Andalus, tras esa función los castillos y fortalezas que esa civilización construyó por casi toda la Península respondieron asimismo a otras tareas como la defensa y cobijo de la población en caso de invasiones, o la vida misma que en su interior desarrollaron sus moradores, ya en clave de actividad gubernativa, ya como residencia de verano e invierno, o centros del saber multidisciplinar.
De la nombrada importancia da fe la prodigalidad de recintos que levantaron durante su dominación entre los siglos VIII y XV, aprovechándose en muchos casos de antiguos torreones o fortalezas defensivas edificadas por romanos o pre-romanos. Unos castillos que, al tiempo que cambiaban la faz de los paisajes, matizaban su nombre sobre la base de su importancia o características hasta alcanzar mayor plenitud en el periodo nazarí o mudéjar, como atestigua La Alhambra.
Así, el castillo de Al-Andalus podía responder a nombres como “Al-qasr” (castillo normal), “Al-qal'at” (fortaleza), “Al-qal'a” (para defensa), “Al-hisn” (una torre o torreón), “Al-qasaba” (castillo y palacio), “Al-manara” (una fortificación), o “Al-talaya” (una atalaya o torre vigía). De sus distingos se habla en la muestra, organizada por la obra social de Fundación La Caixa, que permanecerá abierta hasta el próximo 29 de septiembre en la sala de exposiciones del centro cultural.
La concepción del mundo. Mapamundis.
Aunque sus contenidos conforman un todo aún más complejo y completo. Como la contextualización física y política de este gran ente político peninsular, sobre todo en el mundo musulmán al que tanta luz alumbró. Así, se muestra su ubicación en mapas de la época firmados por uno de los cartógrafos más célebres que dió aquella cultura, Al-Istari (sigloXI). En ellos se muestra la visión egocéntrica que del mundo tenía la civilización hasta el punto de invertir de norte a sur y este a oeste la situación de sus territorios para causar como efecto la centralidad del norte de África y Oriente Medio por ser su zona medular; o la denominzación de “infieles” aplicada a los territorios límitrofes que no controlaban.
La exposición entra en mayores profundidades temáticas para contarnos cómo se edificaba un castillo, sobre qué clase de muro de argamasa se sostiene en sus primeras etapas para evolucionar con los tiempos a sillar de piedra en el periodo califal o de ladrillería durante la época taifa. Para establecer relación se presenta una maqueta de torreón circular y bóveda, recreaciones de andamiaje estándar, e incluso un horno de cocido de cal, el cemento que usaban.
A la función marcial de estos recintos se refieren stands como el referido a las técnicas de asalto (con maquinaria rudimentaria como las torretas de asalto o la bombarda artillera a partir del siglo XII), todo un elenco de utensilios e indumenta para el combate (yelmos, espadas, lanzas...), la mostración con montajes de las técnicas defensivas (como la inundación con agua) o asedio (estrangulación de los veneros acuáticos abastecedores de la fortaleza), o la reproducción de palomares donde alojaban a estas aves mensajeras que tan rápido y económico sistema de comunicación les aportó estructurado a través de redes de postas.
También se reproducen espacios administrativos y residenciales de dichos espacios, con decorados de salones e instrumental de escribanos, no en balde las artes quedaron incluidas dentro de sus actividades habituales como prueba el hecho de que los más importantes por el rango del visir que albergaban llegaron a poseerr escuelas de traductores desde el griego o el latín acogidos a un régimen de mecenazgo. Gracia a su labor se han conseguido rescatar a través de su versión en árabe obras originales que llegaron a perderse. Tinteros, candiles o manuscritos hablan de un mundo íntimo y cerebral, casi tanto como la zona residencial o familiar de las alcazabas.
Ésta representaba el verdadero santuario de la vida en palacio, con objetos y costumbres de tal nivel de elitismo que llegan a sorprender en un lugar donde la mujer es protagonista absoluta. Braseros, cojines, juguetes infantiles (incluso huchas y silbatos), tableros de ajedrez de cristal tallado (con figuras adaptadas a su iconografía), cojines, mancadas (el peculiar juego de las semillas), el laúd (o “al-'ud”) como señero instrumento musical de Al-Andalus, la loseta de afeites (para albergar lociones, desodorantes o tintes de cabello), o el agua como elemento central en su dobe variable de elemento de higiene o purificador (El Corán manda usarla antes de la oración), para cuyo uso construían fuentes en ocasiones de gran belleza y se servían de instrumentos como el acetre (especie de cubo pequeño de decoración manierista).
En definitiva, un profundo recorrido por la rica vida que estas moles pétreas llegaron a cobijar en su seno, que quedó inaugurada como apuesta cultural de La Caixa que ahora llega al municipio tras su recorrido sólo este año por lugares como Alcalá de Guadaíra, Zafra (Badajoz), Fuengirola (Málaga), Úbeda (Jaén), y Salobreña (Granada). Tras esta parada en Mairena seguirá su periplo viajero y divulgativo en puntos como Linares (Jaén) y Villa del Río (Córdoba).
Como representantes de la entidad crediticia estuvieron presentes en el acto inaugural el director de la oficina mairenera, Antonio Romero; el comisario de la muestra, Oriol Granados; y el director de zona de la red, Juan José Cano, quien aprovechó para comunicar la próxima apertura de nueva oficina en el pueblo, en calle Cervantes.
Por su parte, el regidor municipal, Antonio Casimiro Gavira (PSOE) agradeció a La Caixa -en su breve intervención- su apuesta por Mairena “no sólo en lo cultural, sino además por el monto de inversiones que realiza en colaboración con el ayuntamiento”, indicó.