ANDRÉS O. S.VILLA DEL RÍO.
Con el 90 por ciento del cuerpo quemado tras la explosión el martes de la caldera de la almazara de orujo Aceites Monterreal de Villa del Río, Juan Revilla, de 36 años, villarrense e ingresado en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla, se debate «entre la vida y la muerte», apuntó ayer a ABC su tía, María Auxiliadora Ríos, que aseguró que «le rezo cada segundo a mi Virgen de la Estrella para que Juan salga adelante». El otro herido, Antonio Pinilla, con heridas leves, se está recuperando.Este accidente colmó el vaso de la paciencia de los vecinos de las calles adyacentes que ayer no pararon hasta encontrar respuestas del Ayuntamiento y los responsables de la aceitera. La primera parada fue a las puertas del Consistorio para «pedir el cierre inmediato de la orujera, que nos confirmen que la sección afectada no funcionará más y el traslado a las nuevas instalaciones», apuntó María Córdoba Elena, portavoz vecinal.El ambiente estaba caldeado por el miedo y la rabia. Una vecina recordó cómo su madre, que vive en la calle Cruz, fue una de las 50 personas desalojadas por la Guardia Civil durante la explosión. «He tenido que llevar a mi madre al médico. Ni ella ni yo hemos podido dormir en toda la noche, y mi hijo está asustado», explicó.«Aún -continúa- no sabemos si hay destrozos en la casa, las paredes aún están calientes».Por ahora, «la empresa no trabajará más en la extractora de orujo», aseguró Jesús Morales, concejal de Seguridad.Al mediodía, cerca de cien vecinos se desplazaron hasta la empresa para exigir explicaciones.Tras más de media hora de gritos contra la aceitera y ante un fuerte operativo de la Guardia Civil, los vecinos reclamaron la participación del alcalde, Bartolomé Ramírez, arrancando, finalmente, un escrito oficial en el que se leía: «le comunicamos que con fecha de hoy, miércoles, clausuramos los trabajos de extractora en la factoría del casco urbano de Villa del Río. Para la próxima campaña se iniciarán en las nuevas instalaciones del polígono de la Vega».
